lunes, 22 de julio de 2013

Historia de Fin de Semana


 
- Corre! Corre! – Grito Eineth mientras se alejaba de ella – Ven conmigo!
Juliete se levantó con furia del suelo  y empezó a correr detrás de él. Seguir por aquel camino ya no era seguro, tenían que encontrar algún lugar dónde no pudiera encontrarles la bestia.  Corrieron campo a través, se dirigían al bosque Munthrow. Hacía mucho tiempo que nadie, en su sano juicio, se adentraba en ese bosque maldito, pero a Eineth le pareció buena idea; en la aldea siempre había escuchado que la bestia no podía entrar allí,  aunque tampoco imaginaba que los peligros que les acecharían en el interior de ese bosque eran mucho peores que huir de Hanfur, la bestia.
(radio)
 
 
 
La oscuridad de la noche hacía que el bosque fuera más peligroso. Einteh agarraba a Juliete de la meno para que no cayera. Ella estaba muy cansada. Llevaban unas cuentas horas andando. Los ruidos que se escuchaban cada cierto tiempo asustaban a Juliete e inquietaban a Eineth.
- ¿Podemos parar a descansar? –imploró Juliete- Estoy cansada de andar y tengo sueño.
-No, es muy peligroso dormir a merced del bosque. –Eineth siguió tirando de la mano de su hermana pequeña.
Ya no sabían donde se encontraban. Perdieron el rumbo en cuanto el sol desapareció.
-¡He visto una casa! –gritó Juliete y tirando de la mano de su hermano.
Y era de verdad. Juliete había visto una pequeña cabaña abandonada. Eineth decidió pasar allí la noche hasta que amaneciera.
Dentro de la cabaña no había nada, ni muebles, ni rastro de nadie viviendo allí. En una pequeña habitación, que estaba al fondo de la cabaña, se encontraba una pequeña radio. Se acercaron a verla y ver si funcionaba pero antes de llegar a tocarla, esta se encendió sola...
(mariposa)

 
Unos ruidos incoherentes empezaron a salir de la radio. Los dos chicos se acercaron para intentar entender qué es lo que decía, pero al hacerlo sus ojos se abrieron mostrando su miedo. Lo que se escuchaba no eran personas hablando como ellos se esperaban, si no los gritos ahogados de una persona. Juliete gimió y alejándose de la radio, puso sus manos en los oídos para intentar bloquear aquel espantoso sonido.
-¡APÁGALO, EINETH! –gritó la chica.
Su hermano volvió la mirada a la radio y empezó a tocar todos los botones posibles pero aquel aparato seguía produciendo aquel grito terrorífico. Desesperado, buscó el enchufe al que estaba conectada, pero su asombro creció al darse cuenta de que ni siquiera estaba conectada.
-Juliete, tenemos que irnos.
El chico agarró a su hermana, arrastrándola hasta la puerta por la que habían entrado, pero cuando fueron a abrirla, estaba cerrada. Fue a coger a Juliete para buscar otras salidas cuando vio que su hermana se había alejado de él y estaba mirando, muy concentrada, una mariposa de colores brillantes y llamativos. El chico también se la quedó mirando y, de repente, la mariposa expulsó un extraño gas que se introdujo en el cuerpo de los chicos, provocando que cayesen al suelo, desmayados…
(libro)


Juliete se despertó en una habitación, parecida a la de un hotel. Eineth estaba dormido a su lado. Al menos, el ruido infernal de aquella radio no estaba allí con ellos. Juliete se levantó de la cama en la que estaban y recorrió la habitación. La pintura de las paredes estaba descascarillada, obviamente. No había ventanas, ni escuchaba ningún sonido que le indicara dónde podrían estar. Juliete despertó a Eineth zarandeándole por un hombro.

-¿Qué? ¿Qué?-preguntó adormilado.

-Eineth, ¿dónde estamos?-preguntó ella. 

Eineth se incorporó y buscó por toda la habitación algo que les indicara dónde se encontraban. Se acercó a la puerta, escuchando tras de ella.

-No pueden encontrar el libro. Como lo encuentren, estamos perdidos.

-Venga ya, Dawson. Son unos críos-interrumpió una voz femenina.

-Pero...el libro...-seguía Dawson.

-Cállate. Nos pueden oír. Dudo que sepan nada sobre él. Si sus padres no les dijeron nada, yo tampoco. Vigílales, Dawson. No quiero que se escapen. Son nuestra moneda de cambio.

(auriculares)


                                             Tris Fairchild- Nephilim Osada

-Si lo encuentran, será tu culpa -espetó Dawson, y sus pasos resonaron en la habitación.
Alguien resopló y gruñó enfadado.
-Eineth, ¿qué esta…?
-Shhhh – susurró él, poniendo su dedo índice sobre sus labios- no puedes hablar, ¿de acuerdo Juliete?
Unos pasos se acercaban hacia su puerta. Eineth lució alarmado, y retrocedió en el suelo a gatas. Cogió a su hermana por el brazo y la arrastró hasta el fondo de la habitación. Algo golpeó la puerta, y como instinto de protección, Eineth se abalanzó sobre Juliete, arrinconándola en el suelo.
Se mantuvieron en silencio, hasta que la voz volvió a hablar:
-Seguirán dormidos –refunfuño. Ahora su voz sonó más lejana:- ¡Dawson! Te dije que vigilaras a los chicos. ¡Dame ese aparto con ese cable infernal!
-Roald, este aparato se llama reproductor de música. Sirve para escuchar música, y ese cable infernal son los auriculares.
-¡A vigilar he dicho! Si esos niños despiertan, me llamarás. ¿Entendido?
No respondió.
-¿Entendido? –gritó más fuerte.
-Sí, lo que tú digas.
Se volvieron a oír pasos en la habitación, y luego un fuerte portazo.
-Cretino –espetó Dawson. 

(esposas) 



La persona que quiero que siga es.... La chica de la sonrisa verde

Reglas del juego:

  • Sigue la historia y deja una palabra entre paréntesis para que el siguiente pueda incluirla en su relato.

  • Mándala otro blog y avísale para que pueda seguirla.

  • El juego acaba el miércoles 24/07/2013.  La persona que reciba la historia el miércoles deberá terminarla, el jueves la publicaré en esta web.

  • Si no quieres participar, avisa al blog que lo envió para que pueda enviarlo a otra persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario